febrero 19, 2009

Utopía

Construye un nuevo mundo. Toma el resplandor de la luna llena y llévatelo para iluminar las anchas avenidas que nos lleven a tu castillo. Roba el aroma del bosque y úntalo en todos los edificios, así la vida laboral será menos incómoda. Invita a todos los humanos a tu nuevo mundo y mata a todos los indignos en la entrada, para poder beber su sangre y comer sus cuerpos y así conservar esa idiotez inherente al ser humano, necesaria para no volvernos dioses y vernos obligados a rechazar los placeres carnales que estés dispuesta a darnos.

Cuando vivamos ahí, te debes encargar de sobrevolar eternamente el lugar,en busca de gente débil, gente ingrata que no aprecie tus obsequios, tomar sus cabezas y arrancarlas de sus cuerpos. Tendrás por mascotas a dos buitres, que se podrán transformar a su antojo en cualquier otro animal, excepto en caballos; ellos te ayudarán a cuidar de nosotros, reportando cualquier anomalía que pudiera existir.

Dos veces al día extraerás leche de tus senos, ésta nos alimentará y curará nuestro cansancio, provocado por el exceso de placeres que nos procuraremos día y noche. Las personas más destacadas y más fieles a tu gobierno podrán gozar el tener sexo contigo, siempre observando un papel sumiso para contigo.

Todos los habitantes seremos libres, pero no iguales. La gente seleccionada para vivir entre nosotros, no por sus capacidades intelectuales, sino por sus capacidades serviles, deberá procurar nuestra felicidad; no por esto serán infelices, pues también vivirán bajo tu manto.

Esperaré con ansias que lo hagas, que construyas el mundo ideal, que nos llames a vivir ahí. Tengo la esperanza de que escuches mi petición, diosa Lujuria, señora de cuantos hemos tenido el placer de conocerte.

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