junio 24, 2009

Muerte

Hace no mucho tiempo, el 2 de Junio de 2009, para ser exacto, mataron a un hombre afuera de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Le dispararon dos veces, creo, y murió.

El hombre era dealer, proveía a la comunidad estudiantil de la UNAM de drogas. Se le podía ver paseando por las islas, presuroso, con una mochila en la espalda. Se detenía, abría la mochila para sacar la preciada mercancía, la ponía en la mano del consumidor, este le daba dinero, se despedían y marchaban por rumbos distintos, pretendiendo no conocerse.

Ahora el hombre está muerto, ya no está.

¿Qué es lo que pienso acerca de esto? No lo sé, hay muchas cosas qué pensar, es difícil tomar partido. Por un lado, el hombre vendía drogas, el negocio es arriesgado, es mucho más probable que alguien que practica ese oficio sea matado por alguien más. Pero, al mismo tiempo, no deja de ser una muerte, aunque haya sido dealer el hombre. La reacción más común ante el suceso es: "pues sí, lo mataron, pero seguramente fue por algo, él se lo buscó", pareciera que la vida de un dealer es menos valiosa que la de un estudiante, yo no lo creo, pienso que las dos vidas son igualmente insignificantes.
¿Es malo que alguien venda drogas en una escuela, específicamente, en la mejor escuela de latinoamérica? Pienso que esta pregunta es vacía, creo que la podríamos sustituir por "¿Es malo que los estudiantes de la mejor escuela de latinoamérica consuman drogas?" y mi respuesta a esta nueva pregunta es: No, no es malo, sólo es.
Ahora bien, el hombre vendía droga porque había quienes le compraban, obviamente. Mataron al hombre por vender droga, presumiblemente porque el homicida quería quedarse con sus clientes. Así pues, ¿los consumidores somos culpables de la muerte del dealer?, cada vez que prendamos un churro, ¿debemos sentirnos culpables por haber matado a alguien?, ¿el churro nos sabrá a entrañas, a culpa, a dolor, a sangre, a plomo? ¿así nos debiera saber? No lo sé, no puedo decidirme en esta cuestión. En algún sentido sí somos culpables de su muerte, pues, al comprar droga, fomentamos el que se siga vendiendo. Pero, en otro sentido, no lo somos, pues no hicimos nada que forzara a alguien a matarlo. Sólo somos consumidores, el único responsable, en este otro sentido, de la muerte del dealer, es el otro dealer que quería acaparar nuevos clientes.

junio 23, 2009

Embriagado

Estoy tan borracho que temo no escribir correctamente, entendiendo por correctamente sin faltas de ortografía, sin omisión de signos de puntuación y conservando el orden que las letras de una palabra deben tener.

A veces, después de matar un cigarro, me gusta acercar las manos a la brasa que danza, intentando no extinguirse, para corroborar que lo acabo de matar. Me gusta sentir ese calor que emana la brasa, pareciera que intenta dañarme, pareciera que es la forma en la que la brasa se revela. El calor qur siento por su culpa hace que me dé cuenta de que yo maté al cigarro, hace que me sienta mal.

Ya, no puedo escribir más. Todo me da vueltas, creo que lo mejor será vomitar.

Te quiero un chingo, carnal Gustavo.

junio 11, 2009

Sin título

-¿Tienes algo?- Preguntó ella, todavía sudando, con esa mirada que denota haber regresado del mundo perfecto, ese que está oculto detrás de una puerta cuyo cerrojo demanda rasguños, movimientos acompasados, gemidos, fluídos, caras de expresiones casi diabólicas y algunas otras cosas para ceder.

-No, nada- Dijo él, también sudando, pero por una causa diferente. Él sudaba por haber tenido que cargarla hasta el pórtico de aquella puerta, por haber tenido que esperarla afuera. Sudaba al intentar recordar cómo era aquél mundo, que muchas veces había recorrido con ella tomado de su mano (aunque nunca fuera realmente el mismo mundo el que percibían los dos, pues era un mundo subjetivamente perfecto), y no poder hacerlo; sudaba al sentirse incompleto, al saberse con el hueco que ahora ella tampoco podía llenar.

junio 07, 2009

Metallica

Ayer, 6 de Junio de 2009.

Llegamos al foro Sol mi primo Juan, Enrique, Gloria, Iván y yo. En la entrada, donde hay miles de puestos con tazas, encendedores, pulseras, playeras y demás, Enrique y yo nos pusimos a buscar playeras, él quería tres, dos para uno de sus primos y una para él, yo sólo quería una, para mí. Caminamos sin rumbo, entre miles de personas de negro, barbudas, con cara de malotes (y algunas otras con cara de "tengo mucho varo y voy a poder decir que vi a metallica aunque no me sepa ni una rola"), compramos las dichosas playeras (la mía del "...And justice for all") y ya cuando estábamos suficientemente lejos del grupo con el que veníamos, lo suficiente para preocuparnos por buscarlos, la vi, a ella, a Zombie, mi mejor amiga de toda la vida (sólo a partir de que la conozco), nunca pensé encontrarla entre tanta gente, pero sí, nos vimos, sin planearlo, sin ningún mensaje de por medio; nos abrazamos, yo aún sin creer que era ella, y compartimos nuestra emoción de poder ver a Metallica en un par (que resultaron como dos pares) de horas (ella los vería por segunda vez).

Me despedí de Zombie, caminamos otro rato (ya el grupo de gente completo), nos detuvimos a comprar agua y refresco para después seguir nuestro caminar, ahora sí hacia la entrada que nos correspondía. En el camino volví a encontrar a Zombie, nos acompañó un rato en nuestro peregrinar (ella no entraría a esa hora sino más tarde) y, ya en la entrada para el naranja B nos despedimos, ahora si para no vernos; me dió la bendición que se debe dar antes de entrar a ver a una banda tan chingona como Metallica (esa bendición que es muda, que sólo se expresa a través del brillo de emoción de sus ojos) y entré con la comitiva original.

Después de haber ido por unas chelas (yo no, quería estar completamente sobrio) fuimos a nuestros respectivos lugares, esperamos un rato, después esperamos más, sólo que ahora con los ruidos, parecidos a interferencia, que salían de las bocinas por culpa de Resorte y de Avenged Sevenfold. Y ya, silencio, platicamos, esperando a que Metallica hiciera su aparición. Cada vez que se escuchaba un acorde o nota suelta del tipo que estaba arreglando el desmadre del audio, la gente volteaba y proferían un grito que demandaba la salida de Metallica. Así estuvimos hasta las 9 y media (más o menos) cuando escuchamos los acordes iniciales de Creeping Death y nos levantamos de las sillas. Todos perdimos la apuesta de con cuál rola iban a empezar. El inicio del concierto tuvo mucha energía: Creeping Death, For Whom The Bell Tolls, Ride The Lighting, Disposable Heroes, One... Luego tocaron alguna de su nuevo disco, ese fue el momento que ocupé para revisar mi celular, tenía un mensaje con olor a Vainilla, me llenó de felicidad, lo respondí justo a tiempo para escuchar The Memory Remains, ya no podía hablar y el cuello empezaba a doler.

Sad but true... aunque esta vez era cierto y chingón, estaba viendo a Metallica y aún podía percibir el ligero olor a Vainilla. Turn the page... eso haré, quiero dejarme inundar por ese bello olor, dejar atrás lo demás. All Nightmare Long, me gusta, y el video me recuerda a un cuento de Lovecraft. Después alguna otra, y luego... Master, ya no podía cantarla a gusto, la garganta me ardía. Algunas rolas me faltarán, o no recuerdo el orden exacto, como con No Remorse, pero el concierto estuvo de huevos.

A la salida nos encontramos a más gente conocida, a Tom y a Ojos, otra coincidencia muy agradable, los dos estaban roncos y con los ojos llorosos, dicen que en One la marea de lágrimas fue incontrolable. Después de despedirnos de ellos dos caminamos y caminamos, hasta tomar un taxi que nos llevara a casa de Ivan (Enrique se había ido antes de tomar el taxi, iba para otro lado), Iván nos hizo el favor de robarse el auto de su madre para ir a repartirnos a nuestras respectivas casas. Una vez que llegué a la mía, chequé mi correo para encontrarme con la agradable sorpresa de un mail de Vainilla, muy bello, hizo que mis manos sudaran.

La noche del sábado y la madrugada del domingo serán inolvidables.

junio 06, 2009

Viejos tiempos

Platicando con los viejos, antiguos amigos (no en sentido peyorativo) me di cuenta de algo, del paso del tiempo, sin tregua. Pareciera que fue hace muchos años que anduve por la prepa, aunque sólo ha pasado uno; se sienten distantes las mañanas sin entrar a clase, las mañanas en las que un buen desayuno era suficiente para ponerme contento; se sienten distantes las horas en las que platicaba con ellos de cualquier tontería y reíamos como locos; se siente distante mi primer gran borrachera, la primera vez que reí sin control por fumar, la primera vez que me enamoré, la primera vez en la que me di cuenta que los hermanos no necesariamente lo son por compartir sangre, se sienten distantes todos los recuerdos...

Hace tiempo que no los veo, empieza a pesar el haberme ido sin despedirme, la distancia, el miedo a perderlos; creo que hemos tomado rumbos muy distintos, tal vez irreconciliables. Aún me conforta una idea: algún dia los volveré a ver a todos... en el infierno.

junio 04, 2009

Cortito

No quiero que todo sea lavable, quiero que haya algo eterno, inmutable, algo verdadero. Eso quiero, eso busco, pero se rehusa a ser encontrado.

¿En dónde está?

junio 02, 2009

De noche

¿Se supone que debo ser un... “alguien”
...que debo hacer algo de mí mismo?
Prefiero sacudirme este sueño
un largo rato...

Me resulta más sencillo este silencio,
es tonto pretender que soy un sabio
prefiero arañar algunos blueses
un largo rato...

Así transcurre la noche, con una cerveza al lado de la lap, escuchando el magistral blues de Real de Catorce, con mucha tarea por hacer y con el cerebro inundado por tu recuerdo, por esa última plática virtual que tuvimos hace un par de horas, por esas ansias de volver a verte, de volver a olerte, de volver a jugar a adivinar qué es lo que me quiere decir tu mirada. Así va muriendo la noche, parece aullar a través de la armónica de José Cruz.

Delicado para una garganta no tan delicada, de momento un bostezo, de momento un bosquejo, de momento perplejo, perplejo al darme cuenta, al saberme melancólico, melancólico porque ya no estás, porque no hay otra cosa mas que un listón y un collar, roto; prometí arreglarlo, no lo haré.

Con el hueco por saber demasiado, por no saber nada, por pretender ser sabio... un largo rato.

Con la ilusión de doblar el tiempo, de jugarle una trampa; quedan pocos días para entregar las tareas, los trabajos, quedan pocos días para escuchar música, para leer, para llorar, para pensar, para no hacer nada, para hacerlo todo, quedan pocos días. No hay que dormir, no tiene caso si estoy solo, si estoy acompañado no lo puedo hacer de todas formas; tomar café, fumar, tomar alcohol, no dormir.

Con el olor a pies mojados, con el olor a no haberse bañado hoy, con el olor a cigarro, a alcohol, a café, a blues, a Descartes. Con el dolor.

Así se muere la noche, poco a poco, despacito. Así se muere, así se debe morir, con la noche.