Hace no mucho tiempo, el 2 de Junio de 2009, para ser exacto, mataron a un hombre afuera de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Le dispararon dos veces, creo, y murió.
El hombre era dealer, proveía a la comunidad estudiantil de la UNAM de drogas. Se le podía ver paseando por las islas, presuroso, con una mochila en la espalda. Se detenía, abría la mochila para sacar la preciada mercancía, la ponía en la mano del consumidor, este le daba dinero, se despedían y marchaban por rumbos distintos, pretendiendo no conocerse.
Ahora el hombre está muerto, ya no está.
¿Qué es lo que pienso acerca de esto? No lo sé, hay muchas cosas qué pensar, es difícil tomar partido. Por un lado, el hombre vendía drogas, el negocio es arriesgado, es mucho más probable que alguien que practica ese oficio sea matado por alguien más. Pero, al mismo tiempo, no deja de ser una muerte, aunque haya sido dealer el hombre. La reacción más común ante el suceso es: "pues sí, lo mataron, pero seguramente fue por algo, él se lo buscó", pareciera que la vida de un dealer es menos valiosa que la de un estudiante, yo no lo creo, pienso que las dos vidas son igualmente insignificantes.
¿Es malo que alguien venda drogas en una escuela, específicamente, en la mejor escuela de latinoamérica? Pienso que esta pregunta es vacía, creo que la podríamos sustituir por "¿Es malo que los estudiantes de la mejor escuela de latinoamérica consuman drogas?" y mi respuesta a esta nueva pregunta es: No, no es malo, sólo es.
Ahora bien, el hombre vendía droga porque había quienes le compraban, obviamente. Mataron al hombre por vender droga, presumiblemente porque el homicida quería quedarse con sus clientes. Así pues, ¿los consumidores somos culpables de la muerte del dealer?, cada vez que prendamos un churro, ¿debemos sentirnos culpables por haber matado a alguien?, ¿el churro nos sabrá a entrañas, a culpa, a dolor, a sangre, a plomo? ¿así nos debiera saber? No lo sé, no puedo decidirme en esta cuestión. En algún sentido sí somos culpables de su muerte, pues, al comprar droga, fomentamos el que se siga vendiendo. Pero, en otro sentido, no lo somos, pues no hicimos nada que forzara a alguien a matarlo. Sólo somos consumidores, el único responsable, en este otro sentido, de la muerte del dealer, es el otro dealer que quería acaparar nuevos clientes.
El hombre era dealer, proveía a la comunidad estudiantil de la UNAM de drogas. Se le podía ver paseando por las islas, presuroso, con una mochila en la espalda. Se detenía, abría la mochila para sacar la preciada mercancía, la ponía en la mano del consumidor, este le daba dinero, se despedían y marchaban por rumbos distintos, pretendiendo no conocerse.
Ahora el hombre está muerto, ya no está.
¿Qué es lo que pienso acerca de esto? No lo sé, hay muchas cosas qué pensar, es difícil tomar partido. Por un lado, el hombre vendía drogas, el negocio es arriesgado, es mucho más probable que alguien que practica ese oficio sea matado por alguien más. Pero, al mismo tiempo, no deja de ser una muerte, aunque haya sido dealer el hombre. La reacción más común ante el suceso es: "pues sí, lo mataron, pero seguramente fue por algo, él se lo buscó", pareciera que la vida de un dealer es menos valiosa que la de un estudiante, yo no lo creo, pienso que las dos vidas son igualmente insignificantes.
¿Es malo que alguien venda drogas en una escuela, específicamente, en la mejor escuela de latinoamérica? Pienso que esta pregunta es vacía, creo que la podríamos sustituir por "¿Es malo que los estudiantes de la mejor escuela de latinoamérica consuman drogas?" y mi respuesta a esta nueva pregunta es: No, no es malo, sólo es.
Ahora bien, el hombre vendía droga porque había quienes le compraban, obviamente. Mataron al hombre por vender droga, presumiblemente porque el homicida quería quedarse con sus clientes. Así pues, ¿los consumidores somos culpables de la muerte del dealer?, cada vez que prendamos un churro, ¿debemos sentirnos culpables por haber matado a alguien?, ¿el churro nos sabrá a entrañas, a culpa, a dolor, a sangre, a plomo? ¿así nos debiera saber? No lo sé, no puedo decidirme en esta cuestión. En algún sentido sí somos culpables de su muerte, pues, al comprar droga, fomentamos el que se siga vendiendo. Pero, en otro sentido, no lo somos, pues no hicimos nada que forzara a alguien a matarlo. Sólo somos consumidores, el único responsable, en este otro sentido, de la muerte del dealer, es el otro dealer que quería acaparar nuevos clientes.